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03/07/2017Cisneros, de Gonzalo a Francisco.
AUDEMA (Asociación Universitaria de Mayores, de Alcalá de Henares), representada por la Vicepresidenta, Teresa, realiza la excursión y comida de fin de curso. El objetivo es la exposición “Cisneros, de Gonzalo a Francisco”, una exposición con Historia, comisariada por Mª Dolores Cabañas (UAH) y organizada por la Diputación Provincial de Guadalajara, la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, la Universidad de Alcalá y el Ayuntamiento de Sigüenza, por lo que llegamos a esta población con Historia acariciados por el aire puro, oxigenado y regenerador de una mañana primaveral.
Tras el café, el punto de reunión es la puerta de la catedral, bajo la arquitectura del vacío del ojo-rosetón, en el centro de una severa fachada de belleza ascética, de arquitectura angulosa e intransigente, de líneas sobrias que, como una casa árabe, disimula el lujo del interior. En el Museo Diocesano –antiguo palacio del obispo Luján, y donde vivió Juan López de Medina, arcediano de Almazán, fundador en 1476 del Colegio de San Antonio de Portaceli-, su director y comisario de la exposición, Miguel Ángel Ortega, nos muestra un video introductorio y nos hace una exposición de las importantes obras que encierra.
En la planta baja está la exposición sobre Cisneros, una de las personalidades más notables de la España de los Reyes Católicos, que vivió una época de contrastes caracterizada por profundos cambios de todo tipo. En esos años críticos, de conflictos políticos, hambre, peste, división de la Iglesia, etc., Cisneros supo dar respuesta a esos miedos y se ocupó en primer plano de decisiones políticas como la reforma de la Iglesia, la salvación del Estado moderno, la fundación de la Universidad de Alcalá y la edición de la Biblia Políglota Complutense. Pero esta exposición no se ocupa de este Cisneros, Francisco, sino de un periodo anterior de su vida, cuando era Gonzalo.
Se graduó en Leyes en la Universidad de Salamanca en 1456, estuvo en Roma hacia 1460 y fue clérigo secular, lo que le permitió aspirar a un puesto en la administración eclesiástica del arzobispado de Toledo. Su toma de posesión del arciprestazgo de Uceda en 1471 le enfrentó al arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo de Acuña, que lo encarceló en Santorcaz. Tuvo su purgatorio aquí en la tierra, pero era hombre vacunado contra el desaliento. Carrillo perteneció al bando que se opuso a Isabel I mientras que Pedro González de Mendoza la apoyó. Cisneros apostó por Mendoza, obispo de Sigüenza desde 1467, que se convirtió en su protector. Así quedó vinculado a esta diócesis desde 1477, realizando una intensa labor como jurista, aprendiendo a organizar una villa de señorío eclesiástico y ocupando los cargos de Capellán Mayor de la Catedral, Vicario General de la diócesis, Provisor, Alcalde Mayor, etc.
Enmarcando estos años hay algunas obras importantes. Una es un Santo Entierro, gótico hispano-flamenco de finales s. XV, que se acompaña de Adán y Eva, anónimo, en alabastro, del mismo estilo y fecha. Otra obra importante es el retrato del Cardenal Mendoza rodeado de obispos, de Juan Rodríguez de Segovia, Maestro de los Luna, hacia 1485, óleo sobre tabla.
En 1484, con casi cincuenta años, acudió a él otro tiempo, cambió radicalmente de vida renunciando a todo tipo de cargos, despreciando el atuendo y las vanidades del mundo e ingresando como simple fraile franciscano. Para él, la religión no era algo mecánico. Es el cambio de Gonzalo a Francisco. Hizo vida de eremita terminando en el convento alcarreño de La Salceda. Su fama de santidad llegó a oídos de la reina que le nombró confesor, por mediación del Cardenal Mendoza, en 1492. En 1494 fue nombrado Vicario Provincial de los Franciscanos de Castilla y en 1495, al morir Pedro González de Mendoza, Arzobispo de Toledo a propuesta de la reina Isabel. La Inmaculada niña, de Francisco de Zurbarán, 1635, ejemplifica esta espiritualidad.
En ese momento se abrió una nueva etapa al servicio de la corona de Castilla y pudo llevar a la práctica su ideario, llegando su exaltación a terminar en arrebatos épicos. En 1498 solicitó al papa Alejandro VI autorización para fundar un “colegio de escolares” bajo la advocación de san Ildefonso, en Alcalá de Henares cuya jurisdicción tenía. El papa accedió por bula del 13-4-1499. El 22-2-1509 presentó ante el concejo de Alcalá el Fuero Nuevo, con la experiencia de las Ordenanzas de Sigüenza de 1484 y las de Alcalá de 1504. En 1510 se dieron las Constituciones del colegio. Quiso hacer de Alcalá “la ciudad de los libros” impulsando la imprenta y emprendió la publicación de la Biblia Políglota Complutense entre 1514-1517.
La visita continúa en la Catedral, donde Cisneros fue capellán mayor y provisor y quizá supervisó, durante la primera mitad de los años 80, las obras encargadas por el obispo Pedro González de Mendoza entre 1477 y 1487. La famosa capilla de los Vázquez de Arce pertenecía entonces a la familia de los De la Cerda y se llamaba de San Juan y Santa Catalina por el retablo gótico que la presidía. Ahora se visita para ver la escultura funeraria del Doncel, que murió en 1486. Convertido en piedra, reposa para siempre ataviado en traje de guerrero, vestido de hierro, pero en una actitud nueva, más moderna, porque, en su forzada quietud, en su interminable reposo, se descubre la presencia del continuo paso del tiempo. Al lado, en penumbroso ángulo, la puerta de la Cadena donde Cisneros ejerció su jurisdicción en nombre del obispo, llamada, a partir de 1494, puerta del Mercado. En 1488 el cardenal Mendoza ordenó el derribo de parte de la muralla del siglo XIV que iba ante esta puerta.
Aquí se pueden parar las dos dimensiones cardinales, espacio y tiempo. Aquí nos olvidamos que las horas corren y dejamos que nuestra vista se recree, avanzando a medios pasos, entre estas venerables piedras, en esta admirable decantación del paso de los siglos, donde cada lugar recuerda una historia y cada piedra un siglo. El juego de volúmenes y de direcciones otorgan al edificio un perfil dinámico y jalonamos nuestro recorrido en la belleza hipnótica de los innumerables detalles del templo, coro, altar mayor, púlpitos, sacristía de las cabezas, imagen románica y capilla de la Anunciación –fundada por el arcediano de Almazán, Fernando de Montemayor, en 1515- que es un buen exponente del llamado estilo Cisneros, fusión del gótico, renacimiento y mudéjar. En el frescor interior de la catedral, nuestra mirada fluye hacia estas obras de arte a las que el paso del tiempo da una nueva forma de belleza, sin posible comparación con la vejez humana. El espíritu que duerme en el interior de las piedras parece volver a la vida, por eso se utilizó el arte como medio de exaltación del poder.
En el claustro, gótico, visitamos la sala capitular antigua donde, alrededor de unas vestimentas de la época, se explica la actuación de Cisneros tendente a la unidad territorial y religiosa apoyado en numerosos e importantes cargos. La sala capitular nueva, con un magnífico techado, exhibe igualmente vestidos de la época –serie “Isabel” de TVE, 2012- mientras explica en unos carteles la situación de Cisneros, Isabel, arzobispo Carrillo, etc.
Tanta cultura abre necesariamente el apetito y vamos a dar cuenta de una suculenta y bien ganada comida, migas y cordero asado, compartiendo mesa con María, Ángeles, Juanjo y Paco, a los que ahora tengo el gusto de conocer y que resultan de fácil y amena conversación. Al final llega Sara, la guía para la visita de la población.
La calle nos envuelve con sus ruidos mientras el sol brilla sin piedad en el cielo y quiebra sus rayos contra las torres de la catedral. Con un calor africano iniciamos la ascensión de la calle Mayor que escala el empinado promontorio rocoso de la parte vieja donde se asienta el castillo roquero, fundado en peñasco vivo, engastado en roca. Sara explica el desarrollo de la ciudad y sus monumentos mientras pasamos por la puerta del Sol, iglesia de Santiago, Travesañas, iglesia de San Vicente, casa del Doncel, Plazuela de la Cárcel, puerta de Hierro y judería, Portal Mayor y morería, muralla y antigua Universidad, actual Palacio Episcopal.
La tarde va huyendo. Siguiendo el aforismo de que “la Historia siempre vuelve y la Geografía siempre está”, Cisneros ha vuelto a Sigüenza y nosotros lo hemos visto, impregnándonos de eternidad en un día lleno de ecos. Unas nubes de tormenta amenazan con dejar caer su carga, como si quisieran cambiar el lamentable y penoso aspecto de nuestro querido Henares a su paso por esta población. Nos vamos, en todos los sentidos. Ahora, vacaciones. Pero volveremos, porque nuestro mapa sigue abierto.
Muchas gracias Jose Luis por tu magnifica descripción de la visita a Siguenza.
AUDEMA