Esa tarde, como todos los años desde que empezamos esta andadura de AUDEMA, nos reunimos para homenajearnos con un buen chocolatito y una porción generosa de roscón, y no es solo la invitación a la merienda (que está buenísima y es la mejor manera de introducirnos en las navidades) ya  que, lo que más valor da a la cita es el reencuentro con los compañeros, muchos en diferentes talleres, o atareados con la vida que no suele dar tregua.

Disfrutamos de la alegría de reencontrarnos y los saludos, abrazos y parabienes dan luz y color a estas oscuras y frías noches de diciembre.

Nos vamos poniendo al día de la Salud (con mayúsculas) el dinero (si vamos sobreviviendo) y los amores (pareja, hijos, nietos, mascotas…, aquí cada uno en su afán).

El siguiente tema que se toca, es sobre qué planes tenemos para el naciente año en la asociación, a qué nos hemos apuntado, qué visita, teatro o excursión no nos queremos perder… mientras, los camareros van pasando ofreciendo más chocolate. Más roscón no es necesario pues tenemos una bandeja en cada mesa a nuestra disposición.

La tarde va transcurriendo, la gente va circulando entre las mesas saludando acá y allá hasta que salimos a la noche lluviosa, aunque el chocolate nos mantiene calentitos y la compañía igualmente. En el ánimo de todos un deseo ferviente: volvernos a reunir el próximo año para celebrar nuestra fantástica “Rosconada”.

Mary Poisón