Crónica de la visita a la sede de la Biblioteca Nacional en Alcalá de Henares

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Crónica de la visita a la sede de la Biblioteca Nacional en Alcalá de Henares

Esta vez con nuestra profesora de literatura Eva Sánchez Silva vamos a visitar la biblioteca Nacional en su sede de Alcalá de Henares.

La biblioteca se encuentra en un moderno edificio en unos terrenos que en su día fueron donados para usos culturales (parece ser que el terrateniente tenía una gran rivalidad con Azaña y después de mucho rifirrafe donó los solares con la condición de que se le diera un uso docente, así que en esta propiedad se encuentran la universidad, unos imponentes modernos edificios que son un parque empresarial dedicado a I+D+I y la biblioteca , aunque también  se encuentra la cárcel (que muy cultural no parece que sea).

Entramos ya en el vestíbulo y después de pasar los controles de seguridad conocemos a nuestro guía que nos va a conducir y explicar las diferentes alas.

Nos cuenta el guía que la biblioteca nacional se crea en 1711 reinando en España Felipe V, que en 1896 abre su puertas la actual sede en el paseo de Recoletos y en los años 90 del siglo XX se inaugura esta segunda sede en Alcalá de Henares; en Alcalá cuentan con 30.000.000 de libros, más registros sonoros y visuales, carteles, hemeroteca, cartografía… En principio en esta sede están los fondos a partir de 1958 (aunque hay excepciones como veremos más adelante); el edificio consta de dos alas ya construidas y otra en proyecto. Alcalá es el alma Mater que proporciona préstamos a 1700 bibliotecas del  mundo, más las del país. Las salas requieren y están equipadas con un control muy preciso de temperatura, humedad  y luz.

Prima en la biblioteca la investigación y últimamente muy solicitada la documentación periodística a través de su hemeroteca tanto política, social o incluso del corazón, así como antropológica de usos y costumbres que se puede seguir en  sus carteles.Pasamos al espacio donde se encuentra la lanzadera de microfilm. El formato papel de periódico es muy frágil y por eso se  almacena en microfilm y se consulta  en PDF.

En la sala Hemeroteca se hallan los boletines gaceta de prensa a partir de 1856 y boletín General del estado desde 1866, hay prensa nacional y extranjera y nos habla el guía de la curiosidad que supone  comparar el mismo acontecimiento publicado en la prensa de la república, la nacional y la de algún medio extranjero.

Desde 2011 el dominio “punto es” está también archivado en la biblioteca.

Vemos fotografías, carteles de publicidad, mapas y hasta colecciones de cromos (aunque no cuadernos de bitácora y cartas navales que están en el Museo Naval). Aquí se talla, se describe, se  le pone el sello y se escribe su signatura siempre a lapicero.

Después CD, videojuegos, con la peculiaridad de que tienen que tener todos los aparatos para el visionado y funcionamiento de los fondos.

A continuación subimos y subimos por una rampa que nos lleva a la sala donde están los fondos que pertenecieron a ordenes religiosas y conventos y que con la desamortización de Mendizábal  y Madoz  pasaron a ser propiedad del Estado. En las estanterías vemos montones de libros apulgarados y mohosos y en toda la sala domina  un olor ácido y picante. A partir de ahora cada sala que recorremos es el olor el que nos va a indicar si estamos en  una sala de antiguos volúmenes o no.

Nos cuenta el guía que aquí, en este edificio, se restauró el claustro de los Jerónimos (hoy integrado en el  museo del Prado) que principiaron obrando sobre las piedras estudiantes y licenciados pero que el trabajo físico era tan fuerte que terminaron viniendo canteros de Galicia y fueron ellos los que realizaron la restauración.

Ahora le toca el turno al robot y ante nosotros aparece un enorme silo de 25 por 25 por 15 metros de alto y de estanterías repletas de libros en calles del suelo al techo (el Nueva York de los libros). Vemos trabajar al robot que va por un carril recoge la bandeja de libros (donde está el solicitado) lo deposita en una cinta y vuelve a poner la bandeja en su sitio.

Por último la sala de investigación y lectura, los fondos se adquieren por depósito legal, donaciones (originales) y compra de ejemplares que se consideren interesantes  o recomendados. Los libros se solicitan en el momento o anticipadamente y hay que consultarlos en la sala, está también el lector de microfilm y unos curiosísimos colchoncitos de varios tamaños que sirven para sostener ejemplares delicados.

Terminamos la visita ahítos de libros y conociendo los entresijos de ese enorme templo del conocimiento. Curioso que en todo el recorrido de un edificio tan enorme y con tanto material apenas nos hemos cruzado con tres personas. Inmensas salas repletas de libros durmiendo en sus anaqueles esperando al lector que los solicite.

Mary Poisson